El semanario Progreso Semanal, una publicación muy cercana a la oficialidad cubana, tanto por sus posiciones como por sus colaboradores, publica un reportaje del periodista cubano Aurelio Pedroso, relatando su encuentro con Juan Carlos González Marcos, Pánfilo, en la playa de Guanabo. Según parece, el encuentro ocurrió durante uno de los pases de Pánfilo, quien estuvo internado por 21 días en el hospital Enrique Cabrera (que no Mazorra, como han reportado algunos medios) tras ser excarcelado el pasado 18 de septiembre. El periodista independiente Julio Aleaga, quien vive cerca de Pánfilo en el Vedado, La Habana, nos confirma que éste se encuentra en su casa desde hace ya varios días.
No es cierta la leyenda de que a Juan Carlos González "lo sacaron de la cárcel para meterlo en Mazorra", como aún repiten algunos. A Juan Carlos González lo sacamos de la cárcel todos los que hicimos algo por su liberación (fuimos muchos) y hoy se encuentra en su casa. Habrá quien niegue cualquier relación de causalidad entre el aluvión solidario con Pánfilo desatado por esta campaña en vísperas del concierto de Juanes y la "rectificación" del gobierno cubano. Habrá quien siga repitiendo que lo sacaron de la cárcel para meterlo en Mazorra, implicando con ello que no importa lo que hagamos, que nuestra influencia en Cuba es prácticamente nula o, a lo más, contraproducente. Unos lo hacen por desconocimiento; otros, por mezquindad.
El desconocimiento es curable.
La campaña por la liberación de Pánfilo fue un éxito, y no fue un éxito aislado. Se inscribe en una tradición reciente de movilizaciones coordinadas por los cubanos en la red que ha dado resultados concretos y puede ponerse en función de metas más ambiciosas. Mi opinión muy personal es que es posible alcanzar esas metas con iniciativas prácticas y con enfoques inclusivos de todos los que favorecemos los cambios en la isla, sin descartar a las figuras públicas de la oficialidad cubana. Esto implica ir más allá de la guerra psicológica y de las manifestaciones estériles de reafirmación y desahogo que saturan buena parte de nuestros espacios virtuales. Hay que propiciar el diálogo como demanda popular, en torno a una agenda concreta y relevante de cambios, que tome en cuenta por igual nuestras condiciones históricas y las necesidades inmediatas de la población de la isla. Es factible y necesario. Solo depende de nosotros.
Foto: Progreso Semanal
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No es cierta la leyenda de que a Juan Carlos González "lo sacaron de la cárcel para meterlo en Mazorra", como aún repiten algunos. A Juan Carlos González lo sacamos de la cárcel todos los que hicimos algo por su liberación (fuimos muchos) y hoy se encuentra en su casa. Habrá quien niegue cualquier relación de causalidad entre el aluvión solidario con Pánfilo desatado por esta campaña en vísperas del concierto de Juanes y la "rectificación" del gobierno cubano. Habrá quien siga repitiendo que lo sacaron de la cárcel para meterlo en Mazorra, implicando con ello que no importa lo que hagamos, que nuestra influencia en Cuba es prácticamente nula o, a lo más, contraproducente. Unos lo hacen por desconocimiento; otros, por mezquindad.
El desconocimiento es curable.
La campaña por la liberación de Pánfilo fue un éxito, y no fue un éxito aislado. Se inscribe en una tradición reciente de movilizaciones coordinadas por los cubanos en la red que ha dado resultados concretos y puede ponerse en función de metas más ambiciosas. Mi opinión muy personal es que es posible alcanzar esas metas con iniciativas prácticas y con enfoques inclusivos de todos los que favorecemos los cambios en la isla, sin descartar a las figuras públicas de la oficialidad cubana. Esto implica ir más allá de la guerra psicológica y de las manifestaciones estériles de reafirmación y desahogo que saturan buena parte de nuestros espacios virtuales. Hay que propiciar el diálogo como demanda popular, en torno a una agenda concreta y relevante de cambios, que tome en cuenta por igual nuestras condiciones históricas y las necesidades inmediatas de la población de la isla. Es factible y necesario. Solo depende de nosotros.
Foto: Progreso Semanal